2 Vosotros mismos sabéis perfectamente que el Día del Señor ha de
venir como un ladrón en la noche.
3 Cuando digan: «Paz y seguridad», entonces mismo, de repente,
vendrá sobre ellos la ruina, como los dolores de parto a la que está encinta;
y no escaparán.
4 Pero vosotros, hermanos, no vivís en la oscuridad, para que ese Día
os sorprenda como ladrón,
5 pues todos vosotros sois hijos de la luz e hijos del día. Nosotros no
somos de la noche ni de las tinieblas.